Gracias a la gestión de Alvaro Contreras de la Rama de Familias de Punta Arenas, pude cruzar el estrecho de Magallanes, en una pequeña avioneta y pisar los confines de la Tierra, para que llegara la Campaña hasta esas tierras, a la isla grande de Tierra del Fuego que tiene una superficie cercana a los 30.000 km2 en la parte chilena, con una población de apenas 6900 habitantes (4 hab por km2); un territorio enorme, muy poco poblado y aislado geográficamente. (Bégica tiene 30 528 km2 y casi 11 millones de habitantes).
La misión era como “imposible”. ¿A quién dejar las dos imágenes que llevaba? Empecé por la parroquia, me entrevisté con el P Santiago Redondo, salesiano español, con 42 años de servicio sacerdotal en Tierra del Fuego. Después de escucharme pacientemente, me dijo un no rotundo: “mire Hermana la Patagonia es territorio de “María Auxiliadora”, no se puede meter otra advocación, y en esta zona donde usted quiere hacer esto, no se puede, aquí no se puede hacer nada, el clima es espantoso, el aislamiento otro tanto, no se puede! Y además se cierra la misión salesiana en Tierra del Fuego, no tenemos vocaciones suficientes y en dos años esto se acabó! Soy el último, no tengo reemplazo! Esto último lo dijo con mucha tristeza. Después se quedó pensando y de pronto agregó: “pero sabe hay un lugar al que le puede servir esto que usted quiere hacer, se podría llevar a cerro Sombrero (150 km de Porvenir) la coordinadora de la comunidad se la puede recibir”.
Tomé los datos, le di las gracias y guardé la imagen peregrina que había puesto en su escritorio -y aquí ocurrió algo inesperado- reclamando me dice: ¿Por qué se la lleva? Déjemela aquí, yo veré que hacer, mire aquí estamos terminando y usted llega con algo nuevo para comenzar, talvez es una señal! Se paró, buscó un librito, bendijo la imagen y se la quedó!!!
Yo me quedé pensando sí es una señal, Schoenstatt es una señal, cuando todo parece que se acaba, llega Schoenstatt, se mete por todos lados; el río de gracias es tan potente y generoso que también llega con su corriente de esperanza hasta los confines de la Tierra.
Salí más que feliz, en la calle pensé y ahora qué hago con la segunda imagen? Entre tanto Alvaro me llevó a conocer la Cruz Roja, un edificio histórico al que no le encontré nada muy especial, ya estaba cerrado, pero llegó el encargado a abrir, muy amable me mostró las dependencias y al despedirme le entrego una estampa de la Mater, la recibe y me dice: “Kentenich”. Pensé que había escuchado mal, entonces repite: “Padre José Kentenich, conozco su vida, Dachau, el exilio, lo admiro mucho, somos amigos! Entonces como quien desenvaina la espada, saqué mi segunda imagen y le dije ah, entonces tengo algo para usted, vamos a conversar. Charlamos un buen rato, le ofrecí quedarse con la imagen para “pastorearla”, le dejé material, e hicimos el envío. Ya están estas dos peregrinas caminando en Porvenir, y una tercera partió a Cerro Sombrero con Alvaro Contreras, quien recorre todas las semanas la Patagonia en su Hummer, y ahora con la mejor compañera! Comprobé una vez más que para María no hay “misión imposible”.
PD. Al cierre de este artículo me entero que su grupo de matrimonios “Rumbo Mater”, decidieron apoyarnos, organizando “Misiones en familia” en Cerro Sombrero, a comienzos del próximo año.
Hna Eugenia María Muñoz
Octubre 2011 Año del Santuario, hacia el 2014
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